sábado, 7 de febrero de 2015

Lo has visto, has de aceptarlo



    Has visto alguna vez un fruto desprenderse del árbol? Lo has visto rodar hasta detenerse junto a una raíz? Has observado cómo se descompone? Es una danza llena de vida.
Has visto alguna vez una hoja seca desprenderse de un árbol? La has visto descender acompañada de una suave brisa hasta posarse justo junto al tronco del árbol? La has visto descomponerse y ser devorada por la tierra? Está cumpliendo su función para que el árbol continúe respirando, así como antes lo hacía desde la punta de las ramas.
Has visto alguna vez un tronco seco? Lo has visto de cerca? Lo has observado detenidamente? Es un baile rebosante de vida.
Has visto alguna vez un perro que acaba de morir? El cuerpo tieso como una roca, los ojos carentes de vida; lo has visto? El alegre animal que conocías ya no está dentro de ese cuerpo, lo puedes notar con solo observarlo. Lo puedes sentir en tu corazón, ese amigo fiel no está ahí dentro de ese cuerpo ya. Lo puedes sentir en tu corazón, tu mente lo conserva lleno de vida en tus pensamientos. El amor de ese animal continúa vivo en tu corazón, siempre presente.
Si lo analizas en profundidad, con total honestidad, verás que la vida es una constante. Lo opuesto a la vida no es la muerte. La muerte es lo opuesto al nacimiento. Pero aquello que es constante y eterno, aquello que es absoluto no puede tener opuestos.  
La muerte entonces, es una creencia. Así como lo es el nacimiento. Crees haber nacido y por tanto crees que vas a morir. Eso es lo que implica la creencia en que eres tan solo un cuerpo.
Más lo que eres no es algo que puedas ver ni tocar; lo que en verdad eres tan solo lo puedes experimentar. Tú eres la experiencia. Lo que tú eres, por tanto, no ha nacido y no morirá.
En verdad crees que has venido al mundo y que en algún momento lo abandonaras; cuando en realidad el mundo es tan solo una proyección de tu mente. Abriste los ojos y el mundo tuvo lugar. Cuando abandones tu cuerpo físico, en verdad crees que el mundo continuará? El mundo desaparecerá porque habrás abandonado la creencia en él.
Pero mientras continúes creyendo que has nacido en un mundo que ya existía, mantendrás tu creencia en la muerte, por tanto no podrás por menos que sufrir al creer que tu vida durará mientras tu cuerpo aguante.

Has de aceptar que el mundo es una proyección de tu mente. Has de aceptar que tu Ser es eterno en la Mente de Dios y por tanto no ha nacido y no ha de morir. Has de aceptar esto profundamente si en verdad quieres vivir esta experiencia en tu cuerpo físico lleno de dicha y en paz. O has de vivir atemorizado hasta que despiertes de este sueño, el cual es igual de ilusorio que lo que sueñas por las noches en tu cama.
La aceptación es profundamente personal. Luego la vida se vuelve absolutamente impersonal. Acepta tu santa herencia y permite que la unidad se restaure en tu mente. Abandona tus creencias, recuerda quien en verdad eres, y permite que la paz retorne a tu mente.
Has de aceptar lo inevitable y el sufrimiento ya no tendrá lugar en tu vida, al haber comprendido que la vida es verdadero Amor, total ausencia de miedo.
El libre albedrío es tu libertad. Por tanto has elegido libremente depositar tu fe en la creencia de que eres tan solo un cuerpo. Más puedes volver a elegir, puedes poner tu voluntad en la certeza de que tú eres la vida misma, eterna e inmutable.
La decisión es siempre tuya, y la realizas a cada instante. Elije de una vez por todas soltar todas tus creencias y vivir en absoluta paz interior, o puedes continuar eligiendo aferrarte a tus creencias, sujetar el miedo que todas ellas conllevan, y por tanto continuar percibiéndote a ti mismo como un cuerpo inestable, indefenso, víctima del mundo que te rodea.

Insisto, la elección es tuya. Yo elegí aceptar la paz en lo profundo de mi Ser, puedo asegurarte entonces que tú también puedes hacerlo. Y no solo puedes, sino que debes. Ya no quiero verte sufrir más. Te invito, al fin, a unirte conmigo en la Absoluta Paz Interior.



No hay comentarios:

Publicar un comentario