domingo, 25 de enero de 2015

Dar y Recibir

¿Cómo es posible ser feliz cuando sentís que sos víctima del mundo? ¿Cómo vas a vivir en paz si crees que a tu vida la truncó alguien en algún punto de tu pasado? ¿Cómo vas a sentirte en libre de ese modo? Porque uno puede rehacer su vida, tener momentos felices y demás. Pero ¿qué sale a la luz cuando te quedas solo y en silencio? ¿Cuán agudo es el dolor que provoca esa espina clavada en tu pecho?
Es evidente que si uno no acepta su propio pasado, es muy difícil seguir adelante. Como mucho te queda el consuelo de ser una buena persona a la cual una vez lastimaron y cuyas heridas parecen no cicatrizar.
¿Y qué hay de ese que te hizo daño? ¿Qué hay si el que hizo daño a otra persona alguna vez fuiste vos? ¿Cómo haces para dormir en paz cuando te pusiste en papel de victimario y la culpa te carcome la cabeza? Incluso puede parecerte que no hay consuelo porque si te sentís culpable, quiere decir que perdiste tu inocencia y que por tanto ya no podrás ser una buena persona. O en el mejor de los casos, llegarás a ser una buena persona, pero con una mancha en su prontuario. Porque no importa cuánto te esfuerces, siempre sale a relucir la culpa guardada, y todo intento por recuperar tu inocencia resulta en vano. Hasta es posible que con tal de recuperar el amor que perdiste de tu hermano, cuando creíste haberlo traicionado,  toleres cualquier maltrato de su parte; lo pones a él en lugar de victimario  y te pones vos mismo en el lugar de la víctima, por un tiempo, para ver si así logras su perdón. Y te parece lógico porque crees en la culpa, es decir en el pecado, y por tanto crees que el castigo es inevitable; lo cual no hace más que acarrear más sufrimiento.
Y esto es así porque es imposible que puedas verte y sentirte inocente (y por tanto en paz) mientras sigas viendo culpabilidad en el otro.
Así que bien, como ya dije, aceptar lo que ya sucedió es la solución. Pero no es “aceptarlo” con una resignación de fondo. No caigas en esa trampa del ego, porque la resignación es producto del miedo y por tanto conlleva dolor.

La aceptación de la que hablo es una Aceptación Total, una comprensión sincera y profunda de que todo lo que ha sido, fue perfecto tal y como fue, TODO.
Por otra parte, esta Aceptación implica también el reconocimiento de que el pasado ya no existe, al igual que el futuro, y que ambos no son nada más que pensamientos producto de tu mente en conflicto, y por tanto no existen. De manera que comprender esto te sitúa en el único momento en el cual la Aceptación tiene lugar; y es aquí y ahora, en este instante presente. El único instante en el que tu vida está teniendo lugar. Tu vida se está sucediendo constantemente en el instante presente.  
Y es en este instante cuando podes ver a tus hermanos totalmente inocentes, es decir, Aceptarlos tal y como son. De esta manera, y únicamente de esta manera, es que traerás a tu mente tu propia Aceptación. Entonces te verás a vos mismo tal y como sos, total y completamente inocente.
En este punto es en el cual Dar es igual a Recibir. Incluso recibís más de lo que das. Al ver a tus hermanos inocentes, reconoces tu propia inocencia. Y es este reconocimiento, esta Aceptación, lo que te lleva a experimentar una Paz y una Felicidad Totalmente Plenas.


Esto es un camino espiritual tan profundo como Verdadero. Un camino que una vez experimentado lo querés elegir todo el tiempo, a cada instante, porque es lo único que te brinda una Libertad Absoluta. Y esta Libertad es lo que te corresponde por ser quien sos, es tu herencia natural. No tengas duda alguna de esto, porque si es para mí, te aseguro que también es para vos. De hecho, ya es tuyo; nada más te hace falta decidir a Aceptarlo.  Tan solo tenés que permitirlo y así será. La decisión es toda tuya hermano!

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